El artículo sitúa históricamente la tensión entre la política y el periodismo a través de dos líneas que surgieron independientes y que convergen en la contemporaneidad. Por un lado, Montesquieu, inspirado por Aristóteles, imaginó en el siglo XVII un sistema de pesos y contrapesos con tres poderes que se controlan y frenan entre sí.
Por otro lado, dos siglos después, en la era industrial, surgió el ecosistema de medios, que a través de los grandes diarios se incorpora como un elemento más de control y freno a los desbordes de poder.
El devenir no fue simple ni lineal y no siempre el periodismo logró controlar los desbordes del poder arbitrario; incluso muchas veces sucumbió a él. Pero cada día la sociedad es más consciente de que es ella quien legitima a los periodistas para que cumplan con ese papel.
El autor analiza en el artículo dos casos distantes en el tiempo entre sí: el caso Dreyfus, con el papel gravitante de Emile Zola, y el caso Snowden, con el papel gravitante de dos diarios: The Guardian y The Washington Post.
Por otro lado, dos siglos después, en la era industrial, surgió el ecosistema de medios, que a través de los grandes diarios se incorpora como un elemento más de control y freno a los desbordes de poder.
El devenir no fue simple ni lineal y no siempre el periodismo logró controlar los desbordes del poder arbitrario; incluso muchas veces sucumbió a él. Pero cada día la sociedad es más consciente de que es ella quien legitima a los periodistas para que cumplan con ese papel.
El autor analiza en el artículo dos casos distantes en el tiempo entre sí: el caso Dreyfus, con el papel gravitante de Emile Zola, y el caso Snowden, con el papel gravitante de dos diarios: The Guardian y The Washington Post.