¿Cómo surgió el libro?
El libro Hidalgos, como sugiere el título, tiene que ver con cierta relación y reconstrucción de mis afectos con la poesía española de varios poetas y de varias corrientes literarias, fundamentalmente con la llamada generación del 50. Recorre, a través de viajes, varios poetas que he tenido muy en cuenta en mis afinidades estéticas. También es un libro que propone una relación muy particular entre la poesía en prosa y la poesía en verso libre o de rima blanca, que se van encontrando estas dos formas de composición a lo largo del libro.
¿Cómo elegiste cuál escribías en prosa y cuál en ritmo?
La elección la hace el ritmo que demanda el poema, no la presunción formal del poeta. Por lo menos para mí ha sido siempre una necesidad. La poesía, ante todo, es ritmo. El ritmo encabalga la necesidad del vocabulario, las palabras a elegir y la forma estrófica. En ese sentido, los diferentes poemas marcaron esa necesidad. El motivo que recorre todo el libro tiene que ver con un viaje a la memoria personal y a cierta memoria colectiva que demanda peregrinar dentro de la propia lengua española y de ahí es donde nacen los poemas.
¿Cuánto tiempo te llevó escribir el libro?
Fue bastante rápido. En febrero de 2017 comencé a escribir una novela. Suelo escribir un libro paralelo con otro para no apurar la terminación de ningún proyecto. Saco la ansiedad a través de esta dificultad. Eso me obstaculiza, creo que a favor, la posibilidad de terminar tan rápido la escritura de los libros. En tres o cuatro meses ya tenía una primera versión de la novela. Entonces, una mañana yendo a trabajar hacia ORT, paré en una esquina porque llovía, bajo un portal. Me di cuenta de que hacía muchos años no hacía eso, de ahí tomé el ritmo con el cual quería escribir y la idea inicial de donde partir. Fui a trabajar, regresé a casa y escribí el primer texto. En los días sucesivos seguí escribiendo. Iba terminando la novela mientras estaba con la escritura de este libro. La novela se publicó y este libro fue premiado en el Marosa di Giorgio.
¿Lo escribiste pensando en el concurso?
Jamás hay que escribir pensando en un concurso. Los concursos pueden servir para impulsarte a seguir escribiendo. He optado por presentar muchos de mis libros a concurso y he ganado en algunas ocasiones, pero el concurso no es el disparador ni la forma de generar la escritura hacia los proyectos, mucho menos literarios. Es una manera de uno medir el resultado de lo creado con otros escritores y ponerse a juicio de determinados jurados. En ese sentido, el concurso no debe ser la motivación sino una vía para publicar, para visibilizar algunos resultados y, en los concursos internacionales, medirte con otros que están lejos y que tienen otros recursos.
Más allá de que el concurso no sea la motivación en sí, ¿qué te motivó a presentarlo a un concurso y por qué elegiste este?
Viajé por diferentes departamentos del Uruguay con el auspicio del Ministerio de Educación y Cultura, presentando el libro Caballo que ladra, que obtuvo el Primer Premio Nacional de Literatura en la categoría Poesía Édita en 2016. Ese fue el motivo por el cual el ministerio me propuso hacer ese recorrido y con mucho gusto acepté. En la medida que tenía el libro preparado, me gustaba la idea de presentarme a este concurso porque aprecio mucho la obra que dejó y sigue muy vigente de Marosa di Giorgio. Aproveché la ida a los diferentes departamentos y cuando visité Salto fui a donde tenía que entregar los originales. Seguí con mi gira, volví a Montevideo y el resultado es este.
En definitiva, mi elección se debe a mi admiración por la obra de Marosa di Giorgio y también por las características del premio, que es el único premio internacional de poesía que se da desde Uruguay.
