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Fotos aesthetic y random: la nueva estética visual en redes sociales

En este artículo exploraremos en profundidad el significado y la técnica fotográfica detrás de esta estética visual, su origen y las características que la definen.

Fotos aesthetic y random

La forma de compartir fotografías en las redes sociales ha cambiado notoriamente desde sus inicios, dando paso a una estética más espontánea que es utilizada tanto por las grandes marcas como por creadores de contenido, influencers y usuarios individuales.

Este cambio se hizo evidente con el auge de las fotos aesthetic y las fotos random, que se establecieron como formas de expresión genuina en las redes.

Más que simples tendencias, estos fenómenos son un reflejo cultural de cómo las nuevas generaciones interactúan con el mundo.

¿Qué significa “aesthetic” y “random” en fotografía?

En el ámbito de las redes sociales, dos conceptos definen buena parte de las tendencias visuales actuales: las fotos aesthetic y las fotos random.

Ambos términos, aunque opuestos en apariencia, reflejan la búsqueda de una conexión más auténtica con la audiencia.

El término “fotografía aesthetic” hace referencia a una práctica centrada en la búsqueda de la belleza visual, considerando esta idea dentro de los cánones hegemónicos actuales. Se trata de una estética que se enfoca en los patrones visuales que construyen un universo coherente y atractivo para el espectador desde los criterios visuales de moda en este momento.

En las redes, estas imágenes persiguen una armonía deliberada, utilizando de manera intencional elementos como la composición, la iluminación y los esquemas de color para crear una fotografía que es inmediatamente agradable y cautivadora.

En contraposición, el estilo de las fotos random se asocia con la tendencia del photo dump, un formato de publicación muy popular en las redes sociales que consiste en agrupar imágenes aparentemente despreocupadas y caóticas.

Fotos aesthetic y random

Este estilo abarca imágenes como selfies borrosas, escenas cotidianas, paisajes fuera de foco y cualquier otro motivo fotográfico aparentemente casual o sin premeditación, tanto en el momento de la captura como en el de la publicación.

La clave del estilo random reside en su aspecto espontáneo. Aunque para muchos usuarios es una forma genuina de mostrar su día a día, en el caso de marcas o figuras públicas, las fotos random suelen ser parte de una estrategia meticulosamente planeada para proyectar autenticidad.

De esta forma, la diferencia esencial entre ambas estéticas radica en la sinceridad de su curación: mientras que las fotos aesthetic abrazan de forma abierta su naturaleza planeada para lograr la armonía visual, las fotos random (cuando no son realmente casuales) ocultan su planificación detrás de una fachada de espontaneidad.

La estética casual de las fotos random que hoy domina las redes sociales no es solo una moda pasajera, sino un resurgimiento que tiene sus raíces en la historia misma de estas plataformas.

Este movimiento surge como una respuesta directa a una era de hipercuración, donde las fotos aesthetic llegaron a saturar las redes.

Originalmente, las redes centradas en imágenes (especialmente Instagram) eran espacios de publicación genuinamente caóticos y sin pretensiones.

La tendencia de imágenes casuales marcó un retorno a la espontaneidad y autenticidad que caracterizaba a las plataformas sociales en sus inicios.

Los usuarios compartían sin preocupación distintos momentos de su día a día, como selfies borrosas frente al espejo, fotos de sus almuerzos o tomas grupales sin poses forzadas.

Las descripciones eran sencillas, con fragmentos de letras de canciones o referencias breves a lo que mostraba la imagen. No eran habituales las estrategias o los segundos pensamientos, sino que la gente publicaba porque "sentía algo", ya fuera aburrimiento, emoción o simplemente el deseo de mostrar su café.

Era un espacio fundamentalmente inmediato y auténtico, sin la pulcritud ni la preocupación por la cohesión del feed.

Fotos aesthetic y random

Con el tiempo, las redes sociales evolucionaron hacia un entorno donde cada publicación comenzó a percibirse como una puesta en escena, dando inicio a la tendencia de las fotos aesthetic sumamente cuidadas.

Los usuarios internalizaron la necesidad de que cada foto pasara por una minuciosa elaboración, selección y edición, lo que llevó a prácticas como eliminar publicaciones que desentonaban con el perfil o sobrecargar de filtros y retoques cada imagen.

La preocupación por un esquema de color específico también se volvió una constante, impulsada por algoritmos que recompensaban el contenido performativo, especialmente el publicado en reels y carruseles con muchas imágenes.

Esta presión generó una fatiga digital en muchos usuarios, que se vieron frustrados al sentir que la plataforma ya no estaba diseñada para quienes solo querían publicar sus fotos random sin tener que cumplir las expectativas de terceros.

Como respuesta a esta fatiga y presión, la estética casual resurgió con fuerza. Manifestada en tendencias como los mencionados photo dumps, este movimiento se instaló como un cierto acto de rebelión contra las reglas no escritas de las redes.

Es una declaración de que ser real es mucho más interesante que ser perfecto.

A pesar de su apariencia despreocupada, para las figuras públicas, los influencers y las grandes marcas, el estilo casual es a menudo una estrategia planificada para dar la impresión de ser más accesibles y conectar de manera más genuina con la audiencia, incluso si los momentos compartidos son cuidadosamente seleccionados.

Tanto la tendencia de fotos aesthetic como la de fotos random se han constituido como corrientes muy fuertes en la expresión visual de las redes sociales, alternando en su predominio y en la preferencia de usuarios y marcas alrededor del mundo.

Edición minimalista, filtros, nostalgia y lo cotidiano

La estética visual en las redes sociales se define no solo por lo que se captura, sino también por cómo se edita, interviene y presenta.

El lenguaje fotográfico en estas plataformas actualmente se construye sobre un enfoque de edición minimalista, la aplicación estratégica de filtros, una conexión emocional con la nostalgia y la revalorización de lo cotidiano como tema principal.

En contraposición a la edición excesiva de años pasados, la tendencia actual rechaza la sobreproducción en favor de una apariencia más limpia y natural. La edición minimalista se enfoca en realzar la calidad de la foto sin transformarla drásticamente, mientras que los filtros se utilizan de manera sutil para dotar al feed de un estilo cohesivo.

Edición

No son herramientas para una alteración radical, sino para unificar visualmente un conjunto de imágenes dispares bajo una misma atmósfera, demostrando que detrás de la aparente sencillez hay una intención estética clara.

A su vez, la nostalgia es un componente emocional poderoso que impregna esta estética. Al utilizar tonos cálidos y desaturados, junto con un sutil grano que simula la textura analógica de la película, el fotógrafo no solo emula un estilo vintage sino que también evoca en el espectador una sensación de recuerdo y atemporalidad.

Esta conexión emocional se refuerza con el uso de luz suave o la presencia de objetos retro, creando una historia visual que se siente familiar y auténtica, como si fuera una escena de película o un recuerdo personal.

Si bien antes se buscaba la perfección en momentos extraordinarios, ahora se celebran los instantes más mundanos.

Una comida poco fotogénica, un espacio de trabajo desordenado o una selfie sin pretensiones.

Esta estética ha revalorizado lo cotidiano como una fuente inagotable de contenido que va más allá de una moda, buscando conectar de forma genuina con la audiencia desde la belleza de lo imperfecto, promoviendo un enfoque tan casual como deliberado.

Aunque la fotografía para redes sociales busca una apariencia espontánea, la técnica sigue siendo fundamental para crear un resultado que se sienta auténtico, ya sea para fotos aesthetic o fotos random. Es el dominio de sus herramientas y conocimientos lo que le permite al fotógrafo lograr una estética casual que resuene con el público.

Así, la composición es la base: técnicas clásicas como la Regla de los Tercios, las líneas guía y el uso de la simetría se aplican para organizar la escena de manera que el ojo humano la perciba como armoniosa. Al mismo tiempo, se valoran recursos como el uso de espacios negativos o la incorporación de fondos texturizados para añadir profundidad sin sobrecargar la imagen.

Fotos aesthetic y random

El manejo de la iluminación es otro aspecto crucial. El fotógrafo no solo debe saber cómo exponer correctamente, sino también cómo usar la luz y las sombras para crear una atmósfera adecuada. El dominio de la luz natural, especialmente en la llamada "hora dorada", es esencial para dar calidez y una sensación cinematográfica, mientras que el uso creativo de las sombras añade textura y dramatismo a la composición.

En cuanto al color y la edición, la intención hace la diferencia. El profesional se enfoca en crear paletas de color coherentes, ya sea de forma monocromática o mediante la comprensión y aplicación de la teoría del color para lograr diferentes efectos psicológicos.

El conocimiento técnico aquí reside en asegurar que la imagen conserve su frescura y apariencia natural.

La edición se debe aplicar de forma sutil, con el objetivo de realzar la fotografía o imitar la apariencia de la película analógica, con un ligero grano o tonos más cálidos.

La ejecución adecuada de estas estéticas dependerá de una sólida base técnica, demostrando que la visión del fotógrafo es tan importante como el equipo que utiliza, y que detrás de una apariencia casual y espontánea hay conocimientos profesionales de composición, iluminación y edición.

¿Puede enseñarse un estilo “espontáneo”?

A primera vista, un estilo fotográfico que celebra lo imperfecto y lo espontáneo podría parecer imposible de enseñar, considerándose a la autenticidad como un talento innato, una mirada artística que simplemente se tiene o no se tiene. Pero no es así.

Detrás de la aparente frescura de las fotos aesthetic y las fotos random, existe una técnica y una disciplina que pueden aprenderse y entrenarse. La clave para capturar la espontaneidad es, paradójicamente, una preparación meticulosa.

La capacidad de "ver sin una cámara", como decía la fotógrafa Dorothea Lange, es el primer paso. Se trata de desarrollar una mirada crítica y artística que permita al fotógrafo no solo observar la realidad, sino también anticipar los momentos que están a punto de ocurrir y se quieren captar.

Fotos aesthetic y random

Este tipo de fotografía es un arte de presencia, contemplación y paciencia, que el profesional logra entrenar al estar inmerso en la escena y entender la dinámica de lo que está ocurriendo a su alrededor.

A su vez, esta habilidad artística se complementa con el dominio de los aspectos técnicos. 

Esto implica saber seleccionar lentes adecuadas para cada situación, dominar el uso de la luz natural para evitar el uso del flash lo más posible (ya que rompe la espontaneidad), y utilizar modos de disparo continuo (burst o ráfaga) para no perder una sola fracción de segundo del momento fotografiado.

Un profesional sabe que, para capturar momentos fugaces, debe tener control sobre su equipo y conocimiento sobre las condiciones en las que se desarrolla la escena.

Por otra parte, la estrategia también es fundamental: el fotógrafo tiene que lograr posicionarse de forma consciente y meditada, explorando el entorno de forma tal que pueda trabajar cada escena con detenimiento. Así podrá asegurarse de que, cuando se presente el momento que quiere capturar, su foco esté puesto en el lugar correcto y con la configuración ideal para hacer su mejor foto.

La espontaneidad en la fotografía profesional no es cuestión de suerte. Un estilo que parece casual y sin esfuerzo, tanto para las fotos random como para las fotos aesthetic, es el resultado de conocimientos técnicos y de una mirada entrenada para capturar la belleza de lo real.

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