Estas fueron solo algunas de las preguntas planteadas en el evento académico Humor negro: lo fascinante de lo ofensivo, realizado el martes 5 de julio en el auditorio de la Facultad de Comunicación y Diseño.
La idea surgió por iniciativa de Manuel Botana, comediante desde hace cuatro años y estudiante de la Licenciatura en Comunicación, en el marco de la materia electiva Mediación Cultural y Formación de Públicos, dictada por la docente Laura Pouso.
En un formato de mesa redonda, moderada y convocada por Botana, se analizó junto a tres invitados la relación de la sociedad con el humor negro desde diferentes perspectivas: Laura Falero, comediante y comunicadora pionera del stand up uruguayo, Gabriel Calderón, actor, director y dramaturgo, y Marisol Álvarez, doctora en Estudios Comparados del Discurso y la Sociedad y docente de la Universidad ORT Uruguay.
El evento comenzó con una ponencia a cargo de Botana, en la que presentó los diferentes abordajes del humor negro a través del tiempo y alentó a los presentes a definirlo como punto de partida para su problematización. A través de ejemplos familiares y cercanos, ilustró una premisa fundamental que sería desarrollada a lo largo del evento: el humor negro está presente en las situaciones más diversas de la vida cotidiana.
Y es que, según expuso Botana, precisamente esa obsesión por definirlo ha acabado por banalizarlo. Encontrar una definición universal es prácticamente imposible; el humor negro es aquello que cada persona considera ofensivo, aquello que a cada uno le genera dolor. Se filtra en todas formas narrativas: comedia, teatro, cine, o incluso en las situaciones más comunes del día a día. “No es el arte de hablar con humor de ciertas temáticas predeterminadas, sino el de encarar cualquier temática con humor y desde la perspectiva del dolor”.
Una vez finalizada su exposición, los invitados tomaron la palabra. La primera fue Laura Falero, quien desde hace tres años produce las “noches de humor negro”: funciones realizadas una vez al año de las que participan comediantes de distintos grupos. Este año, compartió con Manuel Botana la producción dentro del ciclo “Disculpá el Kilombo”, en Bluzz Bar con cuatro funciones. “Yo hago humor porque estoy desesperada. No sé muy bien por qué, pero la realidad es que me salva”, contó la comediante.
Para ella, el humor negro es una forma de romper tabúes, de hacer visibles temáticas sobre las que hace falta un diálogo a nivel de la sociedad. En las Noches de humor negro se intenta introducir temáticas variadas y evitar caer siempre en los mismos estereotipos.
Gabriel Calderón, fiel a su estilo, utilizó en su exposición el humor como herramienta para evidenciar problemáticas serias: ¿es legítimo reír de cualquier cosa? Para el dramaturgo, “la comedia comparte con el arte la responsabilidad de reírse, y de no reírse de todo”. Destacó la importancia de crear materiales que sean fieles a su moral y valores, en lugar de apuntar a la masividad valiéndose de bromas que resulten abiertamente ofensivas para una minoría. En sus obras, el humor es una forma de acercar al público a temáticas complejas.
Por último, Marisol Álvarez abordó la cuestión de la fascinación que suele generar el humor negro, entendiéndolo como una forma de desestabilización. Según la doctora y docente, esta pérdida de estabilidad se produce al reírse de uno mismo, y no de los demás. “El humor permite ejercer violencia sobre uno”, afirmó. Por el contrario, las bromas sobre minorías no hacen más que reafirmar la identidad y los valores propios, en lugar de ponerlos en cuestión.
Luego se abrió un espacio de preguntas del público, que aprovechó la instancia para plantear su visión sobre los temas expuestos. Así se cerró un evento que incluyó humor, reflexión y análisis.
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