En las organizaciones hoy día conviven tres generaciones: la del baby boomer, la generación X y la generación Y o millennials.
“El problema es cuando nos toca convivir a las tres generaciones, yo diría que es fantástico porque suma, pero a la vez hay conflicto”, señaló Monfort, que se desempeña como consultor en innovación y desarrollo, tiene un Máster en Recursos Humanos por la Universidad de Carolina del Sur, un Máster en Desarrollo Organizacional por el Instituto GR de Israel y una Licenciatura en Psicología por la Universidad Autónoma de Barcelona. Además, es cofundador y socio-director de la consultora “Cookie Box”.
Monfort entiende que la gestión en los equipos actualmente requiere ser “un pastor de gatos”. “Antiguamente, las instituciones han sido organizadas como un pastoreo de ovejas: ‘vamos’, e iban y, si alguien no aceptaba, lanzaban al perro. Y no nos ha ido tan mal, pero eso ya no funciona porque ya no nos encontramos con gente oveja sino con gente gato: cuando gritan ‘vamos’, contestan ‘tranqui, jefe’. No es que no te respeten, es que no te temen”, concluyó.
La gente gato quiere tener libertad en la toma de decisión, sabe que hay límites que son infranqueables. “Me preocupa la fidelización del talento gatuno. Eso implica entender que tienen unos drivers motivacionales distintos a los de las ovejas. La lealtad es algo que en principio no está inherente en un gato”.
El concepto del millennial tiene que ver con estar mucho tiempo conectado a redes sociales, a juegos. En esos espacios, indicó, no hay jefes sino que hay misiones: liberar a la princesa, encontrar pokemones. “En las organizaciones debe haber una misión”.
Hay que tener en cuenta dos conceptos más. Por un lado, el flow, “diseñar un procedimiento de acuerdo a tu nivel de competencia”. Por otro, tener presente que hay diferentes tipos de jugadores.
Monfort planteó un breve test al auditorio. La intención era conocer a qué tipo de “P” pertenecía cada uno de los presentes:
Propósito: son muy buenos para conseguir resultados, pero también son dominantes, fríos en la relación, demasiado desafiantes.
Posibilidades: les gusta innovar, se aburren con facilidad, requieren mucho intercambio, se distraen, son impetuosos.
Procesos: son fiables para conseguir resultados, estudian las métricas, pero son demasiado perfeccionistas y pueden llegar a ser lentos.
Personas: disfrutan con la sociabilización, son sensibles, no soportan los conflictos, intentan mediar, a veces les cuesta decir no.
El gran problema que existe en las organizaciones, resumió, “es entender que no se puede gestionar de la forma en que se ha hecho, a pesar de que ha ido bien”.
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