La libertad de expresión es imprescindible para la democracia. Vivimos paralelamente una era de la información que enriquece a las democracias y una era de la desinformación que fortalece a los autoritarismos.
Sin embargo, en ese escenario los procesos autoritarios se han valido también de esas nuevas tecnologías para fortalecerse internamente, al mismo tiempo que debilitaban y debilitan en el mundo a las sociedades abiertas.
“En estos tiempos complejos para las sociedades abiertas, ¿los medios de comunicación controlan el poder?, ¿las nuevas tecnologías comparten esta responsabilidad?”, se preguntó el docente Pedro Isern, moderador de la mesa.
“La crisis de la democracia es el colapso de la confianza, la creencia de que los políticos, además de corruptos, son también incapaces", manifestó Leonardo Martín, como una de las causas de la aparición de líderes autoritarios.
“Antipolítica, populismo y nacionalismo son las consecuencias de la crisis de la democracia”, agregó. “Las redes sociales no son buenas o malas, sino una herramienta que dependerá del uso que le demos como individuos”.
En tanto, Andrés Rivas Casas, sostuvo que existe la creencia de que “cuanto más amplia es la libertad de expresión más sana es la democracia”. Sin embargo, “la democratización de la opinión genera malestar e insatisfacción”.
“Tenemos que evitar tener fe ciega en el progreso al creer que todo avance tecnológico nos lleva a un futuro mejor, sospechemos y tengamos prudencia de hacia dónde estamos yendo”.
Por su parte, Facundo Ponce de León sostuvo: “La verdad no es lo que es, ni la fidelidad con la promesa, sino con la correspondencia entre un signo y su referente. Esta es la que está relacionada con los medios de comunicación”
