Habló sobre su trayectoria, acerca de la importancia de la planificación de los eventos y dio consejos sobre cómo mantener la fidelidad de los clientes.
Desde hace 21 años Mariana Dárdano se dedica a la industria de los eventos, tanto corporativos como sociales. “Eventos, relaciones públicas y marketing tienen que ir de la mano”, sostuvo.
“Todos los eventos se llevan a cabo con un fin”, continuó. “Un evento es un conjunto de gente que se relaciona con un fin común. Si decimos corporativos o empresariales, el objetivo es llegar a transmitir algo desde la empresa o desde adentro de la empresa. Si decimos social, puede ser una celebración que, por lo general, es familiar; pero también puede ser uno multitudinario, como una correcaminata en la rambla”.
En el rubro social, Dárdano organiza fiestas de 15 años y bodas de personalidades del fútbol, la política y la televisión argentina. Desde el año 2010 cuenta con su propia chacra de eventos: Altos de San Juan.
En lo corporativo, algunos de sus clientes son la Princesa Laetitia d'Aremberg, American Airlines, Conaprole, Santander, BROU, Basf, Antel, UTE, Ternium internacional, Fundación Celeste, Chic Parisien, La quinta de Arteaga, Bodegas Juanico, Bethel Spa, Hamburgsud, Estancia Las Rosas, Laboratorio Biogenesis, Televisión Nacional de Uruguay, Blue Patagon (Argentina), Estudio Gloria Cesar y Miss Universo internacional.
Para la ejecución de manera exitosa, afirmó, en la previa del evento se debe trabajar en la planificación, lo que implica elaborar un timing detallado y respetarlo.
Hace unos años, contó, al invitar a cualquier evento debían incluir cocktail para asegurarse la concurrencia; por lo que había que prever en el timing que la gente primero comiera y tomara.
¿Qué generamos ahí? Gente feliz, generamos lo que llamamos ambiente. Si tenemos a la gente parada durante una hora sin ofrecerle nada, va a estar predispuesta de forma negativa.
Por eso remarcó que es importantísimo hacer un timing donde los invitados llegan, coman, tomen y, luego, se realice la presentación. Al respecto, aconsejó: “Nunca podemos hacer una presentación que dure más de 15 minutos. Lo compacto y lo justo, aunque nadie lo logra, son 5 minutos de presentación. Lo que sucede es que el nivel de atención de la gente va bajando a medida que pasa el tiempo”. En este contexto, recomendó que la información del producto no se detalle durante la presentación ni tampoco se entregue en papel, como se hacía antes. “Ahora puede ir en pendrive o directamente se la enviamos por mail. Lo que tenemos que generar es que la gente, luego del evento, busque información en redes sociales”.
“Es muy importante la comunicación con la gente”, continuó. “Llegan, se sacan una selfie y la publican, o toman una foto de algo puntual del lugar y la postean. Y con eso, el evento ya está en las redes. Y una mala comunicación es peor que no tener comunicación”.
¿Qué es lo más importante en un evento? Generar felicidad. En lo corporativo, que la imagen se relacione con la felicidad. En lo social, que el recuerdo del evento sea grato.
Dárdano señaló que, gracias a una tendencia europea, cada vez se está buscando más ir a la personalización del evento. “Se había perdido la figura del relacionista público: alguien que conozca de primera mano, personalmente, a todos sus contactos; no a alguien que los ubique mediante las redes. Ahora se vuelve a valorar la sensibilidad, la personalización, que el relacionista conozca a la gente”.