“Las mujeres con hijos están desapareciendo del periodismo”
Según Ana Laura Pérez, gerente de Producto Digital en el diario El País, donde antes fue editora, las dificultades que enfrentan las mujeres en el rubro periodístico “son parecidas a las que se enfrentan en otras profesiones”. “A las mujeres en general y a las jóvenes en particular nos cuesta ser tomadas en serio, el respeto es algo que se gana demostrándose capaz y solvente repetidamente; mientras que entre los hombres muchas veces es algo que se tiene desde el vamos”.
Contó que a ella le tocó cubrir el Parlamento siendo joven. “Sentía con claridad que me estaban tomando prueba para ver si yo entendía de lo que hablaba. Lo mismo me pasaba con los jefes. Había que aguantar comentarios fuera de lugar sobre tus características físicas o tu vida privada sin ni siquiera poder manifestar malestar porque si una lo hacía ya te tildaban de problemática y malhumorada, lo que impactaba en tu trabajo, tanto en relación con las fuentes como dentro de las redacciones. Creo que ahora, por suerte, eso ha cambiado bastante”.
Ocupar un puesto de más jerarquía “sigue siendo un desafío” ya sea “a la hora de hacer escuchar ideas o propuestas”.
“Las mujeres no nos animamos y para hacerlo tenemos que estar diez veces más seguras que un hombre”, continuó.
Ciertas características vistas como positivas en un jefe hombre —como la asertividad, las ideas claras, el don de mando— son vistas como negativas en una jefa mujer. Las mujeres aún hoy tenemos que agradar para poder ser percibidas como buenas líderes cuando nadie piensa en ‘agradable’ si habla de un jefe hombre.
¿Qué hay por cambiar, entonces? “Lo ideal sería igual tarea igual salario, por empezar”, señaló. “También sería importante tener un grado de mayor flexibilidad, algo que para las mujeres con hijos —donde todos los estudios internacionales indican que está la brecha salarial— es la diferencia entre poder seguir trabajando o tener que irse. Entender que la retención de talento a veces supone comprender que una mujer con hijos lactantes o en edad escolar no puede irse a su casa a las 11 de la noche”.
Recordó un estudio de la Asociación de la Prensa del Uruguay, con el apoyo de ONU Mujeres. “Un dato que se encontró es que las mujeres con hijos desaparecen del periodismo. Hay muchas entre las más jóvenes sin hijos y algunas entre las mayores sin hijos o con hijos grandes, pero la franja de mujeres con hijos pequeños está desaparecida del periodismo. Se van a hacer prensa de organismos, asesorar empresas, agencias de comunicación, muchas veces a su pesar, pero buscando una vida más ordenada. Ojalá fuera más parejo, pero cuando nacen los hijos la que tiene la encrucijada siempre es la mujer”.
En ese contexto, el rol de la Academia es clave, asegura. “Por empezar porque los cambios culturales se empujan desde las aulas. Enseñando a varones y mujeres a tener una perspectiva de género, a verse en sus actitudes machistas para poder desactivarlas y aportar al cambio”.
Por un cine más diverso
“En Latinoamérica por suerte cada vez hay más mujeres haciendo cine”, remarcó Micaela Domínguez, máster en Dirección de Cine Documental. “Creo que para una mujer es más difícil demostrar que sabe hacer ciertas cosas que históricamente han sido destinadas a hombres: dirección de fotografía, por ejemplo”.
En las carreras audiovisuales es equitativo el número de hombres y mujeres, comentó, “pero en dirección de fotografía son todos hombres y en vestuario son todas mujeres; es difícil abrirse caminos en áreas que históricamente pertenecieron a hombres”.
Domínguez, por ejemplo, en 2017 codirigió El Molino Quemado y se encargó de la dirección y el montaje de Voz de Murga en 2013 (ambos son largometrajes documentales).
“No sé si conviene poner una cuota mínima de mujeres o minorías en películas. Creo que a veces esas cosas tapan agujeros, pero no terminan siendo cambios reales: las diferencias siguen estando en nivel más profundo”, opinó.
Mi ideal sería que cada uno trabajara en lo que quiere y en lo que sabe hacer bien, independientemente de si es hombre o es mujer. Me gustaría que hubiera más diversidad en los diferentes rubros audiovisuales, más diversidad en general: cuanto más diversa sea la gente que hace cine más diverso va a ser el cine que se termine haciendo.
“La Academia es importante porque es el primer punto de encuentro de los estudiantes con el trabajo audiovisual”, continuó. “Lo académico repercute en los alumnos y me parece que está bueno que los docentes incentivemos esa búsqueda y no ‘vos que sos hombre andá a fotografía, vos que sos mujer andá a maquillaje’”.
“De nosotros depende parte del cambio”
“En publicidad, como en otros ámbitos, las dificultades son compartidas. Todavía se sigue viendo desigualdad salarial y de oportunidades”, opinó Marie-France Bourgeois, Licenciada en Comunicación Social, socia fundadora de TATAMI Módulos Pro Lactancia, socia consultora de Caracola y directora comercial de Ronda de Mujeres. Coincidió con Domínguez en que aún “existen ciertas ‘etiquetas’ vinculadas a los roles que muchas veces limitan el crecimiento profesional”.
Siguiendo en esa línea, sostuvo que “las conquistas están alineadas a ambos factores: igualdad de oportunidades y salarios equiparados, más allá del género”.
También se debe hacer foco y trabajar sobre los mensajes publicitarios que produce la industria, buscando una comunicación que no promueva estereotipos de género y la eliminación de cualquier forma de discriminación y violencia. En este sentido hay mucho por hacer.
Para lograr estos cambios, la Academia tiene un rol fundamental, señaló. “Dependerá de las semillas que plantemos en los estudiantes, los frutos que recogeremos mañana. De nosotros depende parte del cambio”.