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Fotos históricas y documentales: narrar con imágenes desde Uruguay

En este artículo exploraremos el rol de la fotografía como registro social y su valor como fuente para la investigación. Además, abordaremos el formato narrativo documental, los desafíos de conservar archivos fotográficos y la importancia de las imágenes para preservar la memoria colectiva.

El valor de las fotografias historicas

La fotografía es mucho más que el acto de capturar un instante: es un recurso para construir la memoria de la humanidad.

A través de las fotos históricas pueden registrarse factores documentales interesantes para las naciones y sus culturas, preservando sus elementos identitarios para las generaciones futuras.

Las fotos históricas son un testimonio invaluable que nos permite reconectar con el pasado y entender el presente.

Asimismo, las fotos de Montevideo en sus épocas pretéritas guardan un particular valor en razón de su importante volumen y los acontecimientos y personajes que en ellas se retratan.

La fotografía como registro social

La fotografía no es simplemente una herramienta para capturar la realidad, sino también un recurso fundamental para construir la memoria de una sociedad a través del tiempo.

Según señaló la fotógrafa documental Susan Meiselas, presidenta de la Magnum Foundation, en el simposio Encounters with the Photographic Archive (2025) de la Austrian Academy of Sciences, el registro social se construye de forma colectiva y se convierte en un "mosaico de memoria".

El valor de las fotos históricas trasciende la mera documentación, convirtiéndose en un testimonio esencial para preservar la historia, la identidad y las costumbres de un pueblo.

https://youtu.be/ip4EC11_Z7Q?si=7p5cFwyX1QwwhcEI

La primera función de la fotografía como herramienta para construir historia visual reside en su capacidad para ir más allá de la mera documentación. En contextos donde la historia ha sido suprimida, el verdadero registro histórico surge al ensamblar ese "mosaico de memoria" a partir de fragmentos de imágenes capturadas por diversos observadores, uniendo esos archivos visuales con historias orales y otros documentos.

De esta manera, el registro fotográfico se convierte en un medio para abordar las brechas en la memoria colectiva ofreciendo una evidencia visual.

Esto permite reconstruir el pasado y validar las experiencias como registros documentales interesantes y contundentes.

La segunda clave destacada por la documentalista se centra en la fotografía como evidencia social y testimonio compartido. Una imagen puede ser una poderosa evidencia, haciendo más difícil la negación de la realidad en situaciones de violencia política o conflictos.

Las fotos históricas cumplen la función de ser testimonios colectivos, otorgando pruebas visuales que pueden ser compartidas y reconocidas por una comunidad o, incluso, por el mundo entero, validando así la veracidad de los eventos históricos.

*Fuente: nationalgeographic.com*

El tercer aspecto subraya la responsabilidad ética y la participación comunitaria que conlleva el registro fotográfico. La representación implica un compromiso con los sujetos, guiado por la empatía y la ética.

El proceso debe basarse en un intercambio participativo, donde el fotógrafo no es solo un observador externo, sino un colaborador que involucra a las personas en la creación de su propia narrativa. Este enfoque asegura que la historia sea contada desde una perspectiva compartida y no como un acto unilateral del fotógrafo.

Finalmente, la cuarta característica destacada se refiere a la dinámica temporal del registro.

Una fotografía no es un documento estático; su valor y significado evolucionan con el tiempo.

El momento capturado se resignifica a medida que el tiempo avanza y cada nueva generación aporta su propia interpretación de las imágenes.

Así, una fotografía se convierte en un documento vivo que permite a los espectadores de hoy conectar con el pasado, reafirmando su papel como un pilar en constante relectura de la memoria de la humanidad.

El acervo histórico de fotos de Montevideo es una fuente invaluable de conocimiento, un registro visual que nos permite atestiguar la transformación de nuestra ciudad capital y y sus habitantes a lo largo del tiempo.

Las fotos de Montevideo que nos muestran su pasado son documentos que narran el crecimiento urbano, la evolución de las costumbres sociales y la identidad de un pueblo en constante cambio.

Este patrimonio visual nos permite ser testigos de la arquitectura que se perdió o se transformó, de la vida cotidiana en las calles, de la expansión urbana por sobre lo agreste, de los balnearios hoy convertidos en populosos barrios, del dinamismo del puerto y los trenes moviendo al país y miles de postales más.

https://youtu.be/qRq0O9IqMBA?si=E2cDBGG6gBqUAuwa&t=10

Afortunadamente, contamos con un gran volumen de fotos de Montevideo que atestiguan estas y otras etapas de su existencia. 

A través de estas fotos históricas, los investigadores pueden estudiar distintos factores socioculturales de nuestros antepasados, desde su vestimenta y rasgos estéticos hasta sus formas de transporte, sus hábitos alimenticios y de entretenimiento, así como otros rituales sociales que definían su idiosincrasia.

Para un fotógrafo o un estudiante, estas fotos de Montevideo antiguo son un tesoro de inspiración y contexto.

Brindan un marco de referencia sobre cómo se ha documentado la ciudad y cómo su historia puede influir en proyectos visuales contemporáneos y documentales interesantes para las generaciones actuales y venideras.

En Uruguay, la preservación de este legado está en manos de distintas instituciones, entre las cuales se destaca el Centro de Fotografía de Montevideo (CdF) como referente fundamental.

El CdF alberga una de las colecciones de fotos históricas locales más importantes del país, y se dedica activamente a la digitalización y difusión de sus archivos, así como también a promover la investigación y divulgación del mundo fotográfico. 

*Fuente: cdf.montevideo.gub.uy*

Por su parte, existen también otras instituciones públicas dedicadas a proteger y conservar antiguas fotos de Montevideo y todo el Uruguay, como el Archivo General de la Nación, la Biblioteca Nacional o el Museo Histórico Nacional, que resguardan vastos materiales para la investigación y la creación de documentales interesantes.

Asimismo, es preciso mencionar las numerosas colecciones de fotos históricas que existen en manos de fotógrafos particulares, instituciones educativas y entidades de la comunicación públicas y privadas, entre las que se destacan el Archivo Nacional de la Imagen y la Palabra del Sodre y el archivo del diario El País (donde se incluye el famoso Archivo Caruso, con más de 70 años de imágenes del desaparecido diario El Día). 

El documental como formato narrativo

Ya sea que se utilice una cámara de cine o una fotográfica, el objetivo es el mismo: construir una historia convincente a partir de la verdad.

El documental es, ante todo, un formato narrativo que se dedica a contar historias basadas en la realidad.

Para crear documentales interesantes y efectivos, es preciso cubrir cuatro elementos esenciales que se aplican tanto en fotografía como en audiovisual: una historia, un conflicto, una estructura y un protagonista.

  • Historia: es el hilo conductor de toda narración. Permite que el relato tenga un principio, un desarrollo y un final.
  • Conflicto: es el motor del relato. Puede presentarse como la lucha interna de un personaje, una confrontación con otros o un desafío sistémico.
  • Estructura: en el documental audiovisual, se construye principalmente durante la edición. En la fotografía, se define mediante la selección y la secuencia de imágenes que darán forma al relato visual.
  • Protagonista: es el guía que conduce a la audiencia a través del viaje narrativo, pudiendo ser un individuo, una comunidad o incluso un lugar.

La diferencia clave entre el medio fotográfico y el audiovisual radica en la conformación de sus estructuras.

En el documental audiovisual, la narración se plasma durante la edición, donde el material en bruto es organizado para construir una estructura dramática de tres actos: planteamiento, conflicto y resolución.

En la fotografía, la estructura se construye mediante la selección y presentación de las imágenes.

fotografo como documental

El fotógrafo documental se comporta como un observador que captura momentos auténticos para luego, en la fase de postproducción, ordenar estas imágenes y crear un relato coherente con impacto emocional, dando lugar a colecciones documentales interesantes y cautivantes para el público.

Ambos formatos coinciden en sus objetivos.

La fotografía documental no busca la perfección técnica, sino la autenticidad, documentando eventos sociales, culturales e históricos para generar reflexión e impacto en la audiencia.

El documental, en su esencia, es una disciplina que demuestra el poder de la imagen para crear testimonios visuales poderosos, llenos de significado y con valor verídico para el futuro.

La carrera de Técnico en Fotografía y Postproducción Audiovisual de la Universidad ORT Uruguay integra teoría y práctica de forma complementaria y profesional.

El desarrollo de proyectos fundados en la investigación permite entrenar la mirada crítica profesional.

Trascendiendo los elementos técnicos para formar una personalidad creativa propia.

Así, los futuros profesionales se sumergen en una investigación exhaustiva para construir sus proyectos fotográficos con narrativas visuales únicas, generando experiencias documentales interesantes para su formación académica individual y grupal.

Estos son algunos ejemplos de proyectos fotográficos estudiantiles destacados:

  • "Desde la Tierra", de Ignacio Bone: un proyecto documental que registra el trabajo de productores agrícolas, presentado mediante fotos de Montevideo rural donde se muestra a los protagonistas dedicados a sus tareas.
  • "Arquitectura", de Lucía De Croock: centrado en los cambios arquitectónicos de la ciudad, este proyecto reúne fotos de Montevideo que documentan la evolución y transformación de las edificaciones en nuestra capital.
  • "Detalles que Hablan", de María Russo: también ligado a la arquitectura, este proyecto documental da cuenta de la historia cultural de la ciudad, presentando fotos de Montevideo que son valiosas para la memoria colectiva de sus habitantes.

Con estos proyectos documentales, los estudiantes de la Universidad ORT Uruguay demuestran cómo la investigación ayuda a construir memoria a través de la captura de imágenes destinadas a convertirse en fotos históricas con el paso de los años.

Desafíos de la conservación y digitalización

El proceso de preservar el patrimonio fotográfico es el último eslabón de la cadena documental, y resulta tan crucial como la propia captura de la imagen.

La perdurabilidad de una fotografía depende no solo de su contenido, sino también de su capacidad para resistir el paso del tiempo. Este desafío es complejo, ya que cada formato, sea físico o digital, presenta sus propios retos y requiere soluciones específicas.

Las fotografías físicas sufren del deterioro inherente a su naturaleza tangible.

Factores como la acidez del papel, la exposición a la luz o la humedad ambiente pueden provocar decoloración y daño irreparable.

Para asegurar su longevidad, es fundamental implementar acciones de conservación adecuadas:

  • Uso de materiales antiacidez: deben utilizarse álbumes y fundas de archivo libres de ácido para evitar el deterioro químico.
  • Control ambiental: las fotos físicas deben almacenarse en lugares frescos, secos y oscuros para evitar la exposición a la luz solar y la humedad.
  • Manipulación cuidadosa: las imágenes, especialmente las más antiguas, requieren una manipulación cuidadosa para prevenir daños físicos.

Igualmente, las fotografías digitales ofrecen comodidad y accesibilidad ante sus pares físicas, pero no están exentas de riesgos.

Riesgo en la conservacion fotografica

El principal peligro es la posibilidad de perder archivos completos por la falla de un dispositivo o un error humano.

Por esto, la preservación digital de fotografías se centra en la redundancia y la organización:

  • Copias de seguridad: es imprescindible guardar copias de las imágenes en múltiples ubicaciones, como en la nube o en discos duros externos, y realizar respaldos periódicos y metódicos de estos archivos.
  • Organización y gestión de metadatos: es muy recomendable clasificar y etiquetar las fotos por fecha, evento o tema para facilitar su recuperación y asegurarse de que la información contextual no se pierda.

Ante estos riesgos y recomendaciones, la digitalización emerge como una solución híbrida y segura. Al escanear fotografías impresas con alta calidad se crean versiones digitales de respaldo que garantizan la permanencia del registro visual.

También entra en juego actualmente la posibilidad de editar y restaurar imágenes utilizando la asistencia de inteligencia artificial, algo que abre la puerta a distintos debates sobre los grados de intervención aceptados en un documento histórico sin alterarlo en su esencia.

Conservacion fotografica

Sin embargo, el enfoque que combina la preservación física de la fotografía original con la seguridad de una copia digital asegura que las historias contenidas en estas imágenes se mantengan intactas para las generaciones futuras por su valor documental.

Desde las fotos históricas que guardan el pasado hasta los registros documentales interesantes que narran el presente, cada imagen es un insumo de valor incalculable y un imprescindible testimonio de nuestras identidades colectivas.

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