El Día Nacional de las Relaciones Públicas busca reconocer a quienes trabajan construyendo y protegiendo la imagen de las instituciones.
El relacionista público se ha consolidado como un actor clave en la comunicación estratégica, con tareas que van desde la gestión de la reputación hasta la organización de eventos, pasando por el diseño de planes adaptados a escenarios en constante transformación.
En el contexto actual, marcado por la inmediatez y la incertidumbre, la capacidad de generar confianza y vínculos sólidos con distintos públicos es esencial para empresas, organismos y marcas.
Evolución del rol del relacionista público
La profesionalización del campo de las Relaciones Públicas surgió con la necesidad de las organizaciones de contar con especialistas en comunicación estratégica.
Con el tiempo, el alcance del rol se amplió, integrando nuevas competencias que hoy abarcan planificación, creatividad, análisis de datos y gestión de crisis.
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El desafío de equilibrar acción y reacción
Un estudio reciente, el Comms Report, señaló que gran parte de los profesionales sienten que dedican más tiempo a reaccionar que a proponer iniciativas propias.
Este hallazgo refleja la tensión entre dos formas de ejercer la profesión: el enfoque proactivo, centrado en generar oportunidades de comunicación, y el enfoque reactivo, indispensable para responder con rapidez ante imprevistos.
En un entorno digital donde las noticias se difunden en segundos, la presión de responder ágilmente convive con la necesidad de sostener estrategias a largo plazo.
Relaciones Públicas proactivas: construir y anticipar
La comunicación proactiva se caracteriza por adelantarse a los acontecimientos. Implica diseñar acciones planificadas para fortalecer la imagen de la organización, mejorar el posicionamiento y liderar la conversación en su sector.
Algunos ejemplos son:
- Lanzar un nuevo producto o servicio.
- Comunicar una expansión de mercado.
- Difundir logros, aprendizajes o investigaciones propias.
- Aprovechar fechas conmemorativas para reforzar el propósito de marca.
Este enfoque requiere creatividad, planificación y una distribución estratégica de los mensajes en los momentos adecuados.
Relaciones Públicas reactivas: responder con agilidad
La comunicación reactiva, por su parte, se activa frente a situaciones externas que pueden impactar en la reputación de una marca. Entre las más habituales se encuentran crisis por fallas de producto, comentarios virales en redes o coberturas mediáticas con información parcial.
Hoy en día, este tipo de respuesta se volvió imprescindible. Entre sus beneficios destacan la posibilidad de:
- Proteger la imagen corporativa.
- Generar confianza y credibilidad.
- Convertir coyunturas en oportunidades mediáticas.
- Posicionar a la organización como referente en su industria.
- Mantener relevancia y conexión con el público.
- Gestionar crisis de manera eficaz.
Herramientas para un RR. PP. reactivo efectivo
Responder bien y a tiempo exige preparación. Algunas prácticas recomendadas incluyen:
- Monitoreo constante de prensa y redes sociales.
- Creación de guías de respuesta y mensajes clave para voceros.
- Uso de plataformas de distribución para comunicados urgentes.
- Definición clara de protocolos y roles en caso de crisis.
- Ejercicios de simulación para entrenar la capacidad de reacción.
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La clave: combinar proactividad y reacción
Más que enfoques opuestos, la comunicación proactiva y la reactiva se complementan. Un relacionista público eficiente es aquel que logra planificar con visión estratégica y, al mismo tiempo, tiene la capacidad de actuar con rapidez cuando surge lo inesperado.
En definitiva, el equilibrio entre anticiparse y reaccionar constituye la base de unas Relaciones Públicas sólidas y efectivas en el mundo actual.